Soy agricultor en Villafranca de los Caballeros (Toledo), una población agrícola con una gran tradición en el cultivo del azafrán y seguramente uno de los mayores pueblos productores de toda España ya que en nuestra localidad se han llegado a producir entre 3.000 y 5.000 kilos de azafrán en un año. También soy un firme defensor del cooperativismo, un modelo al que he estado vinculado toda mi vida porque creo que la unión siempre hace la fuerza, algo que los villafranqueros ya intuíamos cuando en 1961 fundamos la Cooperativa Cristo de Santa Ana, que hoy tengo el honor de presidir.

En la Cooperativa, tradicionalmente dedicada al vino y al aceite, también al cereal y a los frutos secos y con una pequeña sección de azafrán, nos dimos cuenta de que no podíamos dejar que el azafrán se perdiese porque para nosotros es mucho más que un producto agrícola, por eso hace unos años decidimos crear Bioazafrán, nuestra cooperativa de productores a la que también se vincularon personas que no son cultivadores, pero que aman este cultivo como nosotros.

Y en el afán de seguir impulsando el cultivo, de mantenerlo y de que se convierta en una opción viable para los agricultores hemos creado OPAZ, esperamos conseguir una mejor comercialización y, sobre todo, abordar en conjunto muchos proyectos que son muy necesarios como la sanidad vegetal o la mecanización y tecnificación para el ahorro de costes.